Monday, November 28, 2005

Una vende dulces y su vecina el esfuerzo…

Como dos luchadoras de circo romano se baten día a día para vender a cientos de motorizados sus productos…golosinas que no difieren más que en la cara que los vende…sus escasos 16 años parecen ser muy diferentes…y su vida en las calles al igual que dos huellas digitales, toman caminos muy diversos.
En la cara de una se refleja la inocencia, de tez morena y de pronunciados ojos negros…tiene una voz dulce con la cual ofrece el producto. Debido al idioma que utilizada se puede pensar que estuvo en la escuela o hasta pudo llegar al colegio…y que aún cuando su familia sea de humilde procedencia, ha sido educada por sus padres o al menos el que esté presente aún. Ella puntualmente arriba a la intersección a las 7 a.m. y en realidad que fue la primera en ubicarse en ese punto…tendrá más de un año de haber llegado a su puesto de trabajo.
En la otra esquina, a tan sólo unos 20 pasos de distancia se encuentra otra niña hecha rubia a la fuerza, que debido a que la naturaleza la dotó con ciertos atributos…tiene una llamativa manera de hacerse notar y precisamente lo utiliza como aquel anzuelo que emplean los pescadores en alta mar e incluso en el río de todos los días. Aún cuando de primera entrada podría parecer un poco mayor que su compañera, al escucharla de pronto caes en cuenta que su ropa y sus pinturas no logran ocultar…la verdadera niña que tiene dentro, pero que de alguna manera emplea a su favor y en cada auto que pase a su lado...siempre y cuando los tripulantes sean hombres, preferiblemente de aquellos que gritan a las mujeres piropos un poco fuera de tono al pasar, de aquellos que no ven más allá de sus propios ojos, de aquellos que ubicados en cualquier estrato de la sociedad, escupen por sus ventanas, normalmente vociferando algunas palabrota a quien pasa en frente o a quien por falta de destrezas, acaba de quebrar alguna línea de tránsito…es a aquellos machos a quienes realmente atrae y trata de convencer, pues son los que pueden ver a través de su físico, los deseos que seguramente no han podido cumplir, o tienen fantasías propias de su machismo que necesitan al menos con la mente, llenar…
Pasan los días y la historia sigue siendo la misma, mientras que la morena debe recorrar la fila de autos decenas de veces, repitiendo la misma historia para lograr vender sus golosinas, la otras espera pacientemente que el semáforo cambie y al azar espera el auto en frente de ella que le sirva para aproximarse, decir alguna palabra pícara al conductor (normalmente) y luego esperar que le compren. Algunas veces ella misma tira la golosina dentro del auto, luego sonríe, explota la goma de mascar en la cara del lujurioso conductor y pone su mano en la ventana para cobrar las monedas que recibe a cambio…mientras que su vecina morena, posiblemente tenga pena hasta de acercarse a la ventana de su próximo cliente potencial. Son contradictorias sus labores, que mientras esta última vende el esfuerzo que puede verse en su frente y cara, la otra vende un azúcar con sabor a piel, a deseo…siendo la misma golosina.
Comparten su trabajo, comparten sólo lo que llevan en sus manos, pues sus vidas varían notoriamente…aunque ambas soporten el fuerte sol de la capital desde las 7 a.m. hasta pasado el mediodía.
Posiblemente un día de estos la morena no estará más en esa calle y posiblemente nadie lo note…puesto que casi pasa desapercibida y forma parte del calor y el asfalto caliente…por otro lado, si la alegre macha fuera la que sale de ahí, pues creo que muchos de los que pasan a diario por ahí, lo notarían de inmediato y verían que al paisaje congestionado le falta algo…o más bien alguien…pero que no es más ni menos que su vecina, que no es más ni menos que cualquier persona que pase en su lujoso auto y comprendiendo que ambas se ganan la vida con trabajo…con diferentes métodos, con diferentes colores, incluso con algunas pequeñas ventajas, pero siempre constantes, madrugando cada día…y dando el ejemplo a tantas personas que no logran llegar a tiempo a sus relativamente cómodos trabajos…
Pero como dicen, trabajo es trabajo…y estas musas que nos acompañan, nos hacen comprender que para cada labor que se realiza existe una mística, una cantidad de esfuerzo que debes invertir para tener un resultado y además que las decisiones o técnicas que tomes para llegar a tal resultado, podrían luego pasarte la factura por lo que te has brincado. Estas niñas te pueden explicar el por qué a diario ves en la calle, en tu trabajo o incluso en gente cerca a ti, que personas o empresas no toman buenas decisiones o las toman pensando sólo en el presente…y luego ante tal manera de proceder, vienen resultados no tan positivos, vienen problemas no esperados, pues nunca vimos más allá de nuestras narices…y es acá en donde empresas que producen algún bien o servicio o empresas tan hermosas, como la que se forma al unir a un par de seres humanos, deben tomarse con la mente abierta, con tu corazón limpio y sobre todo sabiendo que la transparencia y lealtad con que lleves ese camino, te harán en un futuro convertir esa empresita en una que produce, en una que vende un producto bello, pero sin dañar la integridad del ser amado, respetando lo que ella desea y teniendo cada cual su punto de vista…el cual no será el mismo del otro ser, pero que se respeta y se entiende, pues sino…para qué venimos a este pedazo de tierra y agua? A vender golosinas a toda costa, con qué métodos, con qué principios y hacia dónde queremos llegar? Será nuestra intención divertirnos o de veras lo hacemos porque necesitamos llenar un vacío y queremos ofrecer nuestra vida, como la mejor de las golosinas y sin perder nuestra identidad, la cual nos caracteriza, nos hace diferentes y nos hará algún día ser reconocidos por nuestra propia manera de ser…y no por ser un confite más en esta fábrica de golosinas…que el Señor nos ha puesto para probar nuestra fortaleza y nuestra capacidad de amar…por más duro que sea ese dulce y por más fuerte que caliente el sol…

Saturday, November 19, 2005

Te hubiera dejado hasta las 6 pm

Luego de acariciar tu rostro, me has regañado porque es muy temprano para levantarte, oye madre, recuerdo hace un par de años cuando no te molestaba…y ahora me llevas a ese lugar en donde me cuidan esas señoras, a ese lugar en donde paso todo el día…en ese lugar donde somos muchos. Es cierto que jugamos, pero también tengo que soportar a Miguelito que me pasa pegando todo el día…y la comida no me gusta mami, para nada…pero eso es lo único que me dan y yo quisiera que me cocinaras. Siempre me dejas en el portón que no podemos atravezar durante el día, me dejas y lloro un poco después de eso…sólo un poco, pues los otros niños se ríen de mí y entonces mejor prefiero que no me vean. Sólo tengo 5 años, pero ya entiendo que debes irte a hacer algo que llamas trabajo, ha de ser muy importante pues siempre te peleas con papi por eso, porque él dice que no tienes tiempo para hacer nada en la casa…pero igual, él tampoco hace nada, porque también tiene que ir al trabajo…
El otro día un amiguito me dijo que si papi o mami tuvieran plata, no tendrían que ir al trabajo…y le pedí a Diosito que algún día eso pueda pasar, para poder verlos más tiempo…para jugar con ellos y que no tengan que dejarme aquí y salir corriendo. Aveces no me dicen adiós cuando salen muy rápido porque dicen que van a llegar tarde y aveces hasta se han ido sin despedirse...y hasta dentro de mucho tiempo los puedo ver de nuevo.
Hoy como todos los miércoles salimos temprano y estoy muy feliz porque a las 3 de la tarde (según la maestra) llega mami a recogerme y nos vamos a la casa a ver tele y a jugar un rato en la cama…hoy es el día más lindo de la semana, porque no tengo que esperar mucho tiempo, porque mami viene antes, porque ya me cansé de hacer esos dibujos que nos ponen a hacer siempre.
Y ya casi es hora y me cambio mi ropa para poder salir corriendo hacia el portón…ya me he fijado por la ventana tres veces, pero aún no puedo ver a mami, seguro que ya viene para acá, debe estar en la pulpería comprandome un confite o el chocolate ese que me gusta.
Miguelito me dijo que su madre lo quería más y que vendría primero que la mía…pero yo sé que mami me quiere mucho y va a estar a las 3 en punto (como dice la maestra).
Ya es la hora de salida y aunque espero al lado del portón, Miguelito se ha reído de mí porque su madre ya puede verse llegando…pero yo sé que mami debe estar por llegar, la esperaré en este banquito y pues le diré a Miguel que a mí también me quiere, por eso es que no ha llegado…porque me compra unos confites para el camino.
Voy a decirle que llamó a la maestra y le dijo que ya venía…y yo estoy seguro que así es…
Son las 4, tengo casi una hora de esperar a mami y ya me duelen los pies de estar acá afuera…estuvo lloviendo y seguro por eso no ha llegado…pobre mami que se debió mojar y se fue a cambiar.
“Eso…ahí está mami”, exclamó Sebastián al otro lado de la malla.
Su madre venía agotada del trabajo, había tenido un serio problema en sus labores, discutió con su jefe…y aún no pudo terminar sus labores porque debía pasar por Sebastián a la guardería…incluso una hora más tarde de lo previsto y estando sólo él y la maestra, la cual gentilmente se quedó a acompañarlo, pues en el edificio sólo el guarda les hacía compañía.
Sebastián gritaba emocionado: “Mami, qué me has traído?”, “Mami, me quieres…verdad?”…su madre no lo escuchó de primera instancia y lo tomó del brazo y caminó hacia la estación de autobús.
El niño seguía repitiéndole “qué me trajiste” un par de veces y las tensiones del día y la presión de la relación matrimonial, la cual no era la mejor que se pueda uno imaginar…terminó por sacarla de las casillas y gritar: “Mejor te hubiera dejado hasta las seis de la tarde, de todas maneras sólo sirves para molestar”…
Perplejo la escuché desde la ventana de mi cuarto y no pude dejar de correr a ver quién pudo indicar eso a un niño, quién se atreve a robarle su sonrisa, quién le pudo dibujar esa lágrima que corrió por su cara…
Sebastián tenía ya varias horas sin comer, cansado y algo golpeado por Miguelito, arrastraba sus zapatos por la acera que está frente a mi casa…
La verdad, me sentí peor que los zapatos que raspaba contra el cemento, me sentí tal como si hubiera sido yo quien lo dijera, me sentí como aquella casa a la cual le han robado su vida, su alegría…y qué no hubiera dado para devolverle a ese niño la sonrisa, para devolverle a su madre la paciencia y ternura necesaria para contrarrestar la presión del trabajo, de la vida, del matrimonio…porque ese que ayer pasó por mi casa y muchos miles más, serán el futuro de este país y de muchos más…y la vida actual nos hace ignorar lo frágiles que son, lo mucho que necesitan el apoyo de su familia…y que son la vida, la flor más delicada, representan la pureza de este planeta…cómo podemos dejar que los lastime el viento?