Saturday, November 19, 2005

Te hubiera dejado hasta las 6 pm

Luego de acariciar tu rostro, me has regañado porque es muy temprano para levantarte, oye madre, recuerdo hace un par de años cuando no te molestaba…y ahora me llevas a ese lugar en donde me cuidan esas señoras, a ese lugar en donde paso todo el día…en ese lugar donde somos muchos. Es cierto que jugamos, pero también tengo que soportar a Miguelito que me pasa pegando todo el día…y la comida no me gusta mami, para nada…pero eso es lo único que me dan y yo quisiera que me cocinaras. Siempre me dejas en el portón que no podemos atravezar durante el día, me dejas y lloro un poco después de eso…sólo un poco, pues los otros niños se ríen de mí y entonces mejor prefiero que no me vean. Sólo tengo 5 años, pero ya entiendo que debes irte a hacer algo que llamas trabajo, ha de ser muy importante pues siempre te peleas con papi por eso, porque él dice que no tienes tiempo para hacer nada en la casa…pero igual, él tampoco hace nada, porque también tiene que ir al trabajo…
El otro día un amiguito me dijo que si papi o mami tuvieran plata, no tendrían que ir al trabajo…y le pedí a Diosito que algún día eso pueda pasar, para poder verlos más tiempo…para jugar con ellos y que no tengan que dejarme aquí y salir corriendo. Aveces no me dicen adiós cuando salen muy rápido porque dicen que van a llegar tarde y aveces hasta se han ido sin despedirse...y hasta dentro de mucho tiempo los puedo ver de nuevo.
Hoy como todos los miércoles salimos temprano y estoy muy feliz porque a las 3 de la tarde (según la maestra) llega mami a recogerme y nos vamos a la casa a ver tele y a jugar un rato en la cama…hoy es el día más lindo de la semana, porque no tengo que esperar mucho tiempo, porque mami viene antes, porque ya me cansé de hacer esos dibujos que nos ponen a hacer siempre.
Y ya casi es hora y me cambio mi ropa para poder salir corriendo hacia el portón…ya me he fijado por la ventana tres veces, pero aún no puedo ver a mami, seguro que ya viene para acá, debe estar en la pulpería comprandome un confite o el chocolate ese que me gusta.
Miguelito me dijo que su madre lo quería más y que vendría primero que la mía…pero yo sé que mami me quiere mucho y va a estar a las 3 en punto (como dice la maestra).
Ya es la hora de salida y aunque espero al lado del portón, Miguelito se ha reído de mí porque su madre ya puede verse llegando…pero yo sé que mami debe estar por llegar, la esperaré en este banquito y pues le diré a Miguel que a mí también me quiere, por eso es que no ha llegado…porque me compra unos confites para el camino.
Voy a decirle que llamó a la maestra y le dijo que ya venía…y yo estoy seguro que así es…
Son las 4, tengo casi una hora de esperar a mami y ya me duelen los pies de estar acá afuera…estuvo lloviendo y seguro por eso no ha llegado…pobre mami que se debió mojar y se fue a cambiar.
“Eso…ahí está mami”, exclamó Sebastián al otro lado de la malla.
Su madre venía agotada del trabajo, había tenido un serio problema en sus labores, discutió con su jefe…y aún no pudo terminar sus labores porque debía pasar por Sebastián a la guardería…incluso una hora más tarde de lo previsto y estando sólo él y la maestra, la cual gentilmente se quedó a acompañarlo, pues en el edificio sólo el guarda les hacía compañía.
Sebastián gritaba emocionado: “Mami, qué me has traído?”, “Mami, me quieres…verdad?”…su madre no lo escuchó de primera instancia y lo tomó del brazo y caminó hacia la estación de autobús.
El niño seguía repitiéndole “qué me trajiste” un par de veces y las tensiones del día y la presión de la relación matrimonial, la cual no era la mejor que se pueda uno imaginar…terminó por sacarla de las casillas y gritar: “Mejor te hubiera dejado hasta las seis de la tarde, de todas maneras sólo sirves para molestar”…
Perplejo la escuché desde la ventana de mi cuarto y no pude dejar de correr a ver quién pudo indicar eso a un niño, quién se atreve a robarle su sonrisa, quién le pudo dibujar esa lágrima que corrió por su cara…
Sebastián tenía ya varias horas sin comer, cansado y algo golpeado por Miguelito, arrastraba sus zapatos por la acera que está frente a mi casa…
La verdad, me sentí peor que los zapatos que raspaba contra el cemento, me sentí tal como si hubiera sido yo quien lo dijera, me sentí como aquella casa a la cual le han robado su vida, su alegría…y qué no hubiera dado para devolverle a ese niño la sonrisa, para devolverle a su madre la paciencia y ternura necesaria para contrarrestar la presión del trabajo, de la vida, del matrimonio…porque ese que ayer pasó por mi casa y muchos miles más, serán el futuro de este país y de muchos más…y la vida actual nos hace ignorar lo frágiles que son, lo mucho que necesitan el apoyo de su familia…y que son la vida, la flor más delicada, representan la pureza de este planeta…cómo podemos dejar que los lastime el viento?

1 comment:

tirasdepapel said...

Dios mío Vaporetto... me dejaste sin aliento... me proyecté en la historia, y lo peor de todo recordé una experiencia parecida que ocurrió en mi kinder... pero no viene al caso... Cómo duele ver que hay madres que lo son contra sus deseos, sin embargo toman las riendas de un hogar que está por desplomarse... y apesar de todo siguen... Pobres de los niños que sufran de los arrebatos de impaciencia de madres como ella...
Ni el viento debería lastimarlos... son lo más sagrado... un niño... son tan s´lo ángelitos... no merecen maltrato de nadie!