Saturday, September 09, 2006

Esa droga llamada poder…


Aquella que te puede hacer creer que siempre tienes la razón y te mereces lo mejor porque así está escrito.
Ese mal que puede hacerte ubicar los intereses personales delante de los colectivos: en una empresa o bien una familia.
Aquel sentimiento que te podría hacer perder la credibilidad de quienes te rodean al sentir que todo carece de sentido, lógica y lo impones simplemente porque te hace sentir poderoso.
Esa sensación de divinidad que en algunas personas podría compararse al sexo, aún cuando los deje vacíos, solos…en pleno desierto.
Hoy en día podemos ver a la mayoría de los políticos enfermos con esta enfermedad, vemos a muchos profesionales que se contagian al obtener un título, al establecerse en un puesto o bien abrir su propio negocio y empezar a sentirse únicos, omnipotentes y hasta ser parte de una de las maravillas del mundo moderno.
El ansia de poder puede matar a una persona, puede arrebatarle el alma, puede cegar el sentimiento, puede inhibir el amor.
Si fuera posible cambiar toda esa ambición, egoísmo, prepotencia por otra droga llamada amor, este mundo sería otro.
Y aparecen en los anuncios clasificados detalles como: “Se compra poder…estoy dispuesto a vender mi cuerpo. Se busca a toda costa, pasando por encima de los cadáveres de mis compañeros, familiares o incluso amigos. ”
Acaso crees que Dios quiso que abusáramos de la cuota de poder que tocaba a cada persona…ese que mantiene a este mundo con el poco de balance que evita que caiga?

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