Cómo haces para desprenderte de la piel de tu alma, de tu vida y dejar a tu corazón: sordo, ciego, mudo y aislado del mar de sentimientos que lo rodean? Cómo logras cauterizar todas las heridas expuestas, aquellas que sangran con tus memorias, con el encuentro con un viejo amor, con el amanecer de algunos días oscuros de octubre…?
Cómo logras evitar que la sensibilidad se apodere de tus acciones y no quedes a merced de lo que llegue a tu vida, aquello que parezca una esperaza, un nuevo día, una soga de la cual sostener aquella vieja amiga…llamada felicidad. Por otro lado, tus vivencias te llevan a medir cada paso, cada sonrisa, cada abrazo como si fueras un cazador acechado…evitando cometer otro error, pero acaso no eres un simple humano como para no hacerlo?
Y recibes una llamada, una no esperada, una que te parece imposible…una llamada que se conecta directo con tu mente y corazón, una que despierta muchas memorias que no querías recordar, muchas experiencias que decidiste olvidar…recibes una llamada que Dios te hace para darte cuenta que amar algunas veces duele, pero que amar es vivir, es darte cuenta que corre sangre por tus venas…que amar no es fácil, pero tampoco lo es la vida misma y en ello se basa el que tenga su razón de ser.
Que amar no es buscar alguien con quien puedas llevar una plena vida sexual y compartir una buena amistad, que amar no está escrito en piedra, sino que cada pareja que se ubica en este mundo escribe su propia historia, deshoja sus propias margaritas y vibra de una manera particular…y si de amar se trata la vida y se supone que estamos vivos…entonces qué haríamos sin amor?
Cada vez que mudas de piel, mudas de amor? Difícil pregunta, pero parece que no es así, sino que el amor que yace en ti y no debe depender ni debe basarse en otras personas, sino que debe emanar cual naciente de agua fresca…pues está dentro de ti y no debes permitir que nadie la contamine, que nadie intente extraer toda la pureza, pues en ese líquido está tu sentido en la vida, en ese dar lo que tienes…sin medida.
No permitas que el eclipse que acecha sobre la luz de tus sentimientos, de tu felicidad quede estacionado por más tiempo que el que tarde la luna es deshacerse de él, no permitas que tu piel cicatrice y se vuelva rígida, cuida tus tejidos, cuídate del sol que te va a tratar de hacer daño, del sol que tratará de recordarte con qué o con quién te quemaste y dale a la luna la oportunidad de sanarte, la oportunidad de dejarte soñar, de dejarte mirar las estrellas…que siguen ahí y que para todos están brillando desde lo alto del cielo, deja que esas estrellas se conviertan en tus ángeles, aquellos que cuidarán tu piel, aquellos que te protegerán y lucharán porque encuentres el amor que vive en ti y que en estos días has mantenido oculto…para que puedas luego decirle al sol con todas tus fuerzas, estoy listo(a) para recibir tus destellos…y para que entres en mi vida o para que simplemente me acompañes a caminarla.
No comments:
Post a Comment