Saturday, August 19, 2006

Jordan Gabriel


Hace apenas 6 años su madre lo parió sin la menor consciencia de lo que es traer un niño al mundo. Hoy, rodeado de equipos, mangueras y sin el sentido de la vista, está acostado en una pequeña cama...en una sala del hogar.
Su parálisis cerebral y la ceguera, le fue provocada...no fue un acto de la naturaleza. Los causantes de tal desgracia fueron su madre y su padrastro, los cuales si no le hubieran golpeado o no le hubieran hecho vibrar su débil cuerpo de meses, no estaría en ese estado y sería un niño normal...pues lindo sí lo es.
Así como existe algo tan terrible, oscuro y lamentable como lo que le ha sucedido, igualmente hay un equilibrio que mantiene las cosas y que Dios ha ubicado en la dosis de amor que poseen las hermanas religiosas que hoy en día le cuidan en el hogar.
Lugar que no es más que una casa atendida por 2 personas y en la cual conviven actualmente 9 niños y niñas mayoritariamente en edades tempranas, debido a que son esos frágiles cuerpos los que son capaces de manejar personas como Sor Rosario...la cual tiene más de 12 años dedicada a esa labor con las hermanas de la orden de Santa María Magdalena (conocida como orden de Magdala).
Existen grandes opuestos en esta vida, hechos que cuesta entender, tales como el que a sólo 400 metros de distancia de ese humilde hogar se encuentren casas hermosas de más de 250 mil dólares y en donde aún cuando pasen frente al lugar, son pocos los que perciben las necesidades y tienen la sensibilidad para dar una mano...y no con lo que sobra, sino con tu tiempo y algo decente. En este hogar, se cuenta con equipo escaso, sillas de ruedas dañadas que incluso no se pueden reparar por la falta de recursos, incluso la ayuda de estudiantes de fisioterapia se reduce a un curso o práctica que ellos deben realizar en la universidad y luego de ello, se olvidan por completo que ese lugar existe...acaso no es una obligación de un profesional o de la misma institución devolver algo a la sociedad?
Llegan personas que igualmente quieren dar su granito de arena y que con grandes esfuerzos lo hacen, así como algunas otras que pude percibir que llegan con “donaciones” que mejor pueden tirar a la basura, en lugar de ir a dejarlas...esto mientras su lujoso auto espera incluso con el motor encendido, acaso es tan difícil ver que para dar realmente algo, debe ser algo en buen estado...es lo menos que un niño enfermo y en esas condiciones necesita.
Existen lugares de este tipo en muchos lugares del país y seguramente muchos Jordan Gabriel que día a día sobreviven para purificar su alma y volver en un tiempo muy corto a un mejor lugar, a ese donde no lo van a lesionar, a ese donde le darán una mano, como la que actualmente pone Dios por medio de estas personas tan desarrolladas. Personas que se han olvidado que existen al darse al 100% a los demás, asumiendo el riesgo, aprendiendo a ser doctoras en ciertos momentos pero sobre todo apoyadas en ese entrega que viene de su ser y que se percibe al escuchar las palabras tan tiernas y sinceras, como las que escucha este niño y que seguramente percibe en lo más profundo de su ser.

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